Las siguientes palabras, no fueron escritas por mí, de hecho fueron escritas por un muy buen amigo que tiene una percepción de nuestra historia la cual me parece muy interesante. Me mostró el artículo, y me pidió si podría publicarlo en el blog. De hecho, me siento orgulloso de publicar estas palabras en mi blog, palabras que ojala hagan reflexionar a quien las lea. Sin mas vueltas aquí esta el articulo de Juan Sebastián Pita, estudiante de Derecho de la Universidad Externado de Colombia.
"Pueblos tercermundistas era la forma que hasta hace un tiempo se uso para referirse a los países de poco desarrollo tecnológico, de cierto tipo de atraso social, países cuya evolución se ha visto atrasada con respecto al resto del mundo, son países donde las cosas no son lógicas, sino instintivas, poco predecibles para el mundo avanzado, quizás un poco salidas de contexto muchas veces salidas de historias de cuentos de hadas o en muchos caso de terribles pesadillas; pero ese calificativo de países tercermundistas fue remplazado para referirse a este tipo de lugares como pueblos sin historia. Realmente ese es el calificativo que mejor nos queda, y sobre todo en Colombia.
Somos un hermoso país de un millón ciento cuarenta mil metros cuadrados de tierra continental y tenemos aproximadamente un millón de territorio marítimo, lo cual suma aproximadamente dos millones cien mil metros cuadrados de vallenato, porro, cumbias, ritmos autóctonos de cada región, miles de cientos de formas de hablar aun cuando hablamos el mismo idioma, somos apasionados por naturaleza, como buenos latinos tenemos la sangre caliente, somos grandes exportadores de esmeraldas, flores y muchos productos además del café, muchos de los cuales no los vemos reflejados en nuestra economía, no porque sean pocos los ingresos que estos den sino porque en su mayoría se los regalamos a los extranjeros. Obvio no hicimos consenso para decidir ello, pero si agachamos la mirada y reflejamos nuestra pobreza a quizás algo tan efímero como es la guerra.
Somos un pueblo sin historia porque no recordamos que fueron estos extranjeros junto con los señores distinguidos y poderosos de las mismas familias que elegimos año tras año como representantes, los que el 6 de diciembre de 1928 asesinaron a un numero aun indeterminado de compatriotas, de colombianos trabajadores, de dueños de estos dos millones de metros cuadrados que nos corresponden a todos, a todos los que hemos vivido una Colombia que no es posible de concebir sin guerra, desde nuestra creación hasta nuestros días hemos llenado nuestros ríos con sangre, nuestras tierras de muertos nuestras manos con plomo y aun creemos que ese es el problema. Esa masacre, esa masacre de las bananeras que aun investigan los historiadores, gente salida de lo común, para determinar la responsabilidad que tal vez llega un poco tarde, pero es un comienzo.
Somos olvidadizos o nos queda muy fácil aparentarlo, somos le mismo pueblo que día tras día pide un acuerdo humanitario, peor que dejo pasar por alto, que cuando se dio uno fue solo una burla para todos que se perdieron más o menos cinco meses en diálogos que al final no lograron acabar con el cautiverio de los secuestrados, mucho menos con la guerra pero si destruyeron un símbolo, o por lo menos eso dejan ver las imágenes de la T.V cuando un guerrillero armado de valor con una AK-47 y lleno de resentimiento patrio, y empuñando un machete decidió abrirle huecos a la bandera Colombiana, la misma bandera que debería respetar por nacer en este país, esa bandera por la que se estaba “dialogando”; pero aun así el pueblo pide agritos nuevamente una zona de distención, dejando pasar por alto que cuando hubo una amento la violencia la impunidad, los secuestros y el poderío de los delincuentes.
Parece que a nuestro gentilicio se le olvida que no hace más de 25 años, el 13 de noviembre del 1985 un volcán destruyo un pueblo pequeño del Tolima, dejando de él ni el recuerdo porque hoy en pleno siglo XXI, los habitantes de Nariño no saben que significa cuando un volcán está a punto de hacer erupción. En aquella tragedia el volcán no hizo erupción del todo, una pequeña cantidad de lava fue suficiente para derretir la nieve en su cúspide y así sepultar a un pueblo en lodo, Armero no estaba ubicado en las faldas del volcán, no tenia conexión directa más que las llanuras naturales del terreno. Pero esta gran tragedia que sacudió al país no fue suficiente para detener que los habitantes de Nariño construyeran a las faldas de un volcán, o que la triste y penosa alerta roja de las autoridades sea para ellos algo cotidiano. Algo a lo que hay que acostumbrarse.
Un buen artículo que me acuerda a Jaime Garzón. Pero lograría la fuerza que merece con un poco de ortografía.
ResponderEliminarMuy bueno el articulo mis felicitaciones al autor,no sabia q tenia tanta destreza y fluides al escribir.. estoy sorprendido. ATT: Mariluchis.
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